Coordinar el área de voluntariado de la Fundación Alda para localizar a niños, niñas y adolescentes que están fuera del sistema escolar y para lograr la permanencia de los mismos en las escuelas es una de las tareas que lleva adelante María Guadalupe Ramírez Téllez, quien hizo una Maestría en Arte para la Inclusión Social y el Desarrollo Comunitario: Mediación Artística, en la Universidad de Barcelona, España, a través del Programa Nacional de Becas de Posgrado en el Exterior “Don Carlos Antonio López” (BECAL), dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Nuestra exbecaria forma parte del proyecto de educación de calidad para niñas y niños fuera de la escuela denominado “Vamos a la escuela”, una iniciativa del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), UNICEF, la fundación catarí Education Above All y la Fundación Alda, que es uno de los implementadores junto a Global Infancia.
Indica que en Paraguay 1 de cada 4 niños, niñas y adolescentes (5-17) están fuera de la escuela, es por eso que desde el proyecto se trabaja en 6 departamentos y 28 distritos buscando la reinserción escolar de niños y adolescentes, ya que luego de la pandemia esta problemática se agudizó. Añade que este es el año 2 de implementación del proyecto, que va hasta el 2025.
María Guadalupe también forma parte de la iniciativa Project Bike Love, una organización de Estados Unidos fundada por su hermana, que lleva adelante donaciones de bicicletas en más de 5 países, aunque la mayor cantidad de entregas se da en Paraguay. “Acortamos distancias donando un medio de transporte a niñas, niños, adolescente y sobre todo mujeres ya que la organización se inició como una manera de empoderar a mujeres”, explica.
Menciona que para las donaciones trabajan con organizaciones aliadas que les ayudan a localizar los beneficiarios y con el seguimiento, como el Instituto Paraguayo del Indígena, donando a varias comunidades indígenas que utilizan la bicicleta para ir a buscar agua o sus materias primas para elaborar sus artesanías.
María Guadalupe es licenciada en Psicología graduada en la Universidad del Norte. Proviene de una familia de 5 hermanos, donde todos tuvieron la posibilidad de acceder a la formación universitaria, gracias al esfuerzo de sus padres que siempre tuvieron como prioridad la educación.
“Mi mamá es mi colega, psicóloga, pero ya no ejerce; mi papá fue militar de la Fuerza Aérea y piloto de LAP. Gracias a ellos pude soñar siempre en grande, mi papá tuvo la oportunidad de formarse como piloto fuera del país por lo que fue un orgullo para él que yo pueda también acceder a una beca y formarme en España. Cuando fui, me entregó su medalla de Honor al Mérito que le habían entregado en la Fuerza Aérea para que me acompañe en mis 2 años de formación fuera, y porque para él también era un gran mérito la decisión que tomaba de salir a estudiar buscando mejorar de alguna manera el país”, rememora.
Comenta que estudiar en el exterior le marcó un antes y un después en su vida, y que tener la oportunidad de dedicarse 100 por ciento al estudio fue un gran privilegio. Agrega que tuvo excelentes docentes y compañeros de los que aprendió muchísimo, y además tuvo la oportunidad de ir a workshops de danza inclusiva, donde pudo conocer a grandes bailarines que trabajan por una mirada de la danza que sea para todos.
“Cuando elegí mi master, lo elegí porque podía fusionar mis dos profesiones. Me atraía poder volver a Paraguay formada en algo que me apasiona, que es el arte, y poder, a través del arte, trabajar para poder cambiar, aunque sea un poco, la realidad que tanto duele en nuestro país. Utilizar al arte como una herramienta de transformación social”, afirma.
A ello añade que su estadía de 2 años en Barcelona le permitió conocer el ritmo de la ciudad y aprender del día a día. “Siempre digo que la experiencia de estudiar en el extranjero no es solo ir a clases y volver con un título, la vida del día a día es la que te cambia para siempre, enfrentarse a una realidad distinta, afrontar el desarraigo, la adaptación a otra cultura, el estar abierto a aprender de cada día, de cada experiencia, de cada persona”, comparte.
Volvió a nuestro país en el 2018 y al siguiente mes de su llegada ya se incorporó a la Fundación Alda, trabajando en diferentes puntos del país en todo lo relacionado con la calidad de educación en sectores vulnerables y desarrollo comunitario. Refiere que ese primer año comenzó coordinando un proyecto de UNICEF, Juguetes para toda la vida, con la Fundación Alda como socio implementador, que promovía la estimulación oportuna en los primeros 1.000 días de vida con objetos cotidianos.
Menciona que allí ya pudo vincular un poco de lo aprendido en su master. Luego asumió la coordinación del área de voluntariado, que le permite estar en contacto con voluntarios de varios países y también fomentar el voluntariado nacional.
A la par de coordinar el voluntariado, se inició la coordinación de un proyecto con USAID, Amor por Aprender, siempre con la Fundación ALDA, donde trabajarán la importancia del aprendizaje en la primera infancia, fomentando la lectura, el aprendizaje a través del juego, el rol de los padres y cuidadores en el aprendizaje de los niños. “Lo genial de trabajar en la Fundación es que al tener variedad de proyectos puedo aportar desde diferentes aspectos”, afirma.
Considera que si bien es un sector desafiante, su sueño es vincularse alguna vez al Ministerio de Cultura o al Instituto Paraguayo de Artesanía, ya que su formación en Barcelona le dio herramientas para trabajar en esas áreas, y porque la cultura, la identidad de un país y el arte es algo que le apasiona. También aspira alguna vez trabajar en alguna de las agencias de Naciones Unidas.
Destaca que BECAL abre puertas que de otra manera tal vez las personas no hubiesen podido acceder, ya que es un programa de becas completo que ayuda a acceder a las universidades más prestigiosas del mundo. “Paraguay necesita profesionales capacitados con las nuevas necesidades del siglo XXI, abrirnos a experiencias distintas nos amplía nuestra forma de hacer las cosas, y eso va a ayudar al desarrollo del país”, asevera.
Finalmente, indica que dejar la estabilidad laboral por un tiempo da miedo, pero que el capítulo que viene después es increíble, por lo cual anima “a soñar en grande”, porque el programa de becas es uno de los mejores en la región. “Tenés la oportunidad de dedicarte 100 por ciento a estudiar y cargar tu mochila de experiencias únicas que te cambian como persona y como profesional para siempre. Elegí formarte en algo que te apasione, no siempre se consigue una beca a la primera que nos postulemos, pero intentá hasta que tu sueño se cumpla. La formación en el mundo en que vivimos debe ser continua, ya no podemos permitirnos quedarnos con el título de grado, tenemos que buscar todo el tiempo estar actualizados con el mundo y las nuevas necesidades, por eso la oportunidad de Becal es excelente”, concluye.